Un mosaico de solidaridad se tejía entre los cerros de San Juan de Lurigancho, un grupo de mujeres luchadoras esperaban con alegría y esperanza al equipo de Cáritas del Perú, Cáritas Chosica y a los sacerdotes de la Parroquia Nuestra Sra. de la Paz para inaugurar sus ollas comunes.
Los visitantes, fueron recibidos por las madres y comensales, entre vivas, carteles, entremeses, regalos y almuerzos, creando un clima de amor y emotividad, en contraste a la niebla que envolvía los cerros de San Juan de Lurigancho.
Estas ollas comunes “Fortaleciendo Bolognesi, (comuna de Jicamarca) “Los Morenos” (comuna 16), “Los Necesitados” (Comuna 17 B) y “Mujeres Unidad” (Comuna 17 A), representan a 42 ollas comunes que, desde la pandemia, atienden a 821 familias pobres y vulnerables con 2400 menús saludables de lunes a viernes. Cabe destacar que desde estas ollas se brindan raciones gratuitas a 164 casos sociales, una cifra que refleja el impacto que tienen estas ollas en la vida de las personas que viven en la periferia de Lima.
Estas 42 ollas comunes forman parte del proyecto Alimenta Perú, iniciativa que contribuyó con el mejoramiento de sus débiles infraestructuras, con entrega de alimentos, cocinas industriales y en próximas fechas, con capacitaciones en nutrición y desarrollo de habilidades para el emprendimiento de unidades productivas.
En la ceremonia inaugural, los rostros de esperanza y el compromiso de seguir con esta tarea de servicio, no solo eran de los participantes de las ollas comunes, sino también de los miembros de Cáritas del Perú, Manuel Huapaya, secretario general, Ana María Vásquez y Sofía Grados del área de Asistencia y Obras Sociales, así como Karla Auza, responsable de Imagen Institucional y Comunicaciones.
En sus discursos, Rossalyn Toribio, directora de Cáritas Chosica, y los representantes de la parroquia Nuestra Señora de la Paz, el Padre Pedro Vidarte, párroco, el Padre Hermann Wendling, vicario, y Lucía Cuentas, asistenta social destacaban el poder de la unión en favor de un propósito en común: el cuidado de la seguridad alimentaria a los más vulnerables.
Al finalizar la inauguración, Cáritas del Perú entregó alimentos no perecibles a las madres de las ollas en agradecimiento por su labor de servicio a los más necesitados.
En un mundo, incierto, convulsionado e individualista, estas iniciativas comunales, se erigen como faros de luz y de esperanza, que brillan en la oscuridad. Las ollas comunes de San Juan de Lurigancho no son solo lugares donde se sirve el alimento diario, son hogares que abrazan, nutren y sostienen el alma de una comunidad.